La celta es la raza porcina autóctona que era criada de manera rústica y tradicional en Galicia, en semilibertad y aprovechando los recursos naturales de la huerta y el monte gallego, además de su ración de cereales. Es una raza perfectamente adaptada a nuestro medio y sus condiciones.
Al tratarse de una raza porcina de bajo rendimiento cárnico y lento crecimiento, pues es preciso todo un año para conseguir un canal de 110 kg, este animal fue paulatinamente sustituido por otras razas de mayor y más rápido rendimiento, como el “cerdo blanco”, quedando al borde de la desaparición.
El cerdo celta sobrevivió confinado en unas pocas explotaciones familiares de criadores “románticos”, siendo con el nacimiento de ASOPORCEL (Asociación de Criadores de Porco Celta) en el año 1999 cuando se comienza a revitalizar la crianza, mediante el estudio, la divulgación y la identificación genética sistemática, estimándose que en la actualidad existen unos 2.000 ejemplares en Galicia.